La retinopatía diabética (RP DBT) es una complicación ocular de la diabetes sistémica, causando el deterioro paulatino de los vasos sanguíneos que irrigan la retina. Este daño tiene como resultado que los vasos sufran una fuga de fluido o sangre. Cuando la sangre o líquido sale por los vasos lesiona o forma tejidos fibrosos en la retina, lo que produce una imagen visual borrosa.
La RP DBT es una de las causas más importantes de ceguera en el mundo y puede afectar a cualquier paciente diabético. Generalmente su diagnóstico es tardío ya que NO tiene síntomas en sus inicios.
Los primeros síntomas, que son “imperceptibles”, los descubre el oftalmólogo con un fondo de ojos encontrando microaneurismas” (dilataciones capilares) que pueden sangrar o exudar empeorando la situación lentamente.
Cuando estos microaneurismas afectan el centro de la retina, el paciente comienza a notar “disminución de visión”.
Cuando aparecen “neovasos” (capilares fetales) sobre la retina, estas hemorragias se hacen más frecuentes, pudiendo llegar a la hemorragia vítrea o al desprendimiento de retina.
En los estados avanzados, la disminución de visión aumenta hasta su final, la ceguera del paciente.
El diagnóstico debe realizarlo el oftalmólogo, realizando exámen completo, haciendo énfasis en:
Se puede reducir el riesgo de padecer retinopatía diabética mediante los siguientes cuidados:
1) Control estricto de la diabetes, mediante el uso recomendado de insulina o los medicamentos prescriptos por el médico clínico.
2) Hacer ejercicio físico para controlar mejor la cantidad de azúcar y lípidos en sangre, como así los valores de presión arterial.
3) Realizar un examen oftalmológico con fondo de ojos por lo menos una vez al año.
“La retinopatía diabética NO se cura, solo se trata para estabilizar y detener la enfermedad”
El “control metabólico y de los valores de presión arterial” es el primer tratamiento y el más importante ya que se trata de una enfermedad sistémica. Cuando no puede detener la enfermedad contamos con otros tratamientos:
Es un tratamiento ambulatorio con “láser” que se realiza para detener la fuga de sangre y líquido y para eliminar los neovasos que crecen en la retina.
Consiste en la aplicación de un láser sobre la retina con anestesia local y pocas molestias, pudiendo realizarlo en el consultorio en una o varias aplicaciones.
Es un tratamiento eficaz, pero tiene potenciales efectos adversos como: reducción del campo visual, visión nocturna disminuida y visión central borrosa permanente.
El Centro de Ojos San Isidro cuenta con un equipo llamado ULTRA Q, se trata de un equipamiento de última generación que permite realizar un láser con alta precisión, rapidez, seguridad y eficacia. Este equipo se utiliza para tratamientos de retinopatía diabética, tratamiento de la retina, desprendimiento de retina y edema macular, previniendo la pérdida de visión
Son drogas que se aplican en la cavidad vítrea (Inyecciones Intravitreas)
Se utilizan para disminuir el edema macular, hemorragias, membranas retinales, proliferación vitrea. Existen diferentes drogas:
Esta cirugía se realiza en aquellos “casos graves” donde por hemorragia masiva o desprendimiento de retina no se puede realizar fotocoagulación láser en el consultorio.
Este procedimiento quirúrgico de alta complejidad consiste en extraer el humor vítreo ocupado con sangre, que tracciona sobre la retina para luego, realizar fotocoagulación láser durante la cirugía y rellenar el interior del ojo con líquido, gas intravítreo o aceite de silicona, según necesite cada caso.
Es una cirugía ambulatoria con anestesia local, tapando el ojo por unas horas. Durante el post-operatorio, el paciente usará colirios antibióticos y antinflamatorios para ayudar la cicatrización, permaneciendo en reposo visual.
Algunos pacientes requieren varias cirugías debido a la complejidad de cada caso para lograr un resultado permanente y estabilizar la enfermedad.
El período de recuperación es variable, pero en general ocupa desde 3 a 6 semanas. La recuperación visual es proporcional al daño existente antes de la cirugía y como todo procedimiento quirúrgico tiene potenciales complicaciones, como: formación de cataratas, pérdida visual, dolor, hemorragia vítrea, infección intraocular, desprendimiento de retina, rubeosis del iris y glaucoma.
Como conclusión debemos recomendar un control metabólico estricto, un examen oftalmológico anual y un adecuado tratamiento y seguimiento de la enfermedad ocular con un especialista calificado.