Suele producirse por una relajación de los tejidos debida al envejecimiento, aunque también puede aparecer como resultado de una parálisis del nervio facial (parálisis de Bell), traumatismos, cicatrices o cirugías.
Las lesiones corneales hacen que se requiera un tratamiento urgente que evite complicaciones oculares.
Detectar la causa que provoca el entropión es clave para definir el procedimiento quirúrgico a realizar para su corrección.