Es una técnica de diagnóstico por imagen que estudia las estructuras del globo ocular y las estructuras anexas a la órbita (músculos, glándula lagrimal, grasa orbitaria, etc.) mediante ultrasonidos.
Al igual que las ecografías abdominales o de otras partes del cuerpo, para realizar una ecografía ocular se extiende un gel sobre la piel del paciente (en este caso el párpado, aunque se puede realizar directamente sobre el globo ocular) y se pone en contacto la sonda del ecógrafo con dicho gel para obtener las imágenes.
Existen 3 tipos de estudios que se pueden realizar con ecografía ocular:
La ecografía B, que es la más común y con la que se suele obtener la mayoría de los diagnósticos. Ofrece una imagen en blanco y negro y en dos dimensiones en forma de sección de las estructuras que atraviesa el ultrasonido.
La ecografía A, que, en caso de duda, se centra más en el estudio de la composición interna de las lesiones que se han hallado con la ecografía B. Es más exacta a la hora de hacer mediciones.
La ultrabiomicroscopía (UBM) que está enfocada en el estudio de la parte anterior del ojo (córnea, ángulo iridocorneal, iris y cristalino).